Yahoo


Hay una circunstancia curiosa en la historia de Yahoo: todos, absolutamente todos, conocemos la empresa y gran parte de sus productos, pero, ¿quién usa alguno de estos productos a diario? Poquísima gente, por no decir casi nadie.
En los últimos años, Yahoo se ha convertido en la empresa con más servicios del mundo... pero ninguno de ellos nos ha acabado convenciendo. A día de hoy, de hecho, no es líder en ninguno de los sectores en los que está presente.

Su primer éxito fue también su primer fracaso: el buscador. Para la mayoría de usuarios, Yahoo comenzó a ser conocido gracias a su buscador, al que fue asociando todo tipo de contenidos. El buscador de Yahoo era genial para sus usuarios, pero pronto cambiaron las tornas: pasó de ser genial para sus usuarios... a ser genial para Yahoo, pero pésimo para sus usuarios.

¿Por qué decimos esto? Porque el buscador se convirtió en un magnífico sitio que poder inundar de banners publicitarios... y poco más. El negocio iba viento en popa, con lo que a Yahoo, que empezaba a llenarse los bolsillos con la publicidad, poco le importó la calidad de su buscador.

De manera paralela, la compañía empezó a sufrir el acoso de la competencia. En 1998 nació una tal Google, una empresa tecnológica fundada por Larry Page y Sergey Brin que en sus inicios pidió financiación a Yahoo, pero le fue rechazada. Una vez por su cuenta, resultó que Google empezó a desarrollar un algoritmo que era visiblemente mejor que el de Yahoo y el de cualquier otro buscador.

Así pues, Google empezó a comerle terreno, lo que provocó que Yahoo intentase reaccionar. Ante el empeoramiento de su buscador (y sus pocas ganas de mejorarlo), la compañía tomó una decisión estrambótica: cuando su buscador no diese resultados, enlazaría a otros, entre los que se encontraba Google. Un caballo de Troya del que se arrepentirían toda su vida.

Sin embargo, todavía estaban a tiempo de solucionarlo. En 2002, Google estaba (más o menos) en venta. Yahoo ofreció 3.000 millones de dólares, pero eran insuficientes: Page y Brin pedían cerca de 5.000, pero el CEO de Yahoo no quiso ofrecer ni un solo centavo más.

A día de hoy Google no sólo domina las búsquedas de forma absoluta, sino que, de hecho, es la compañía tecnológica más valiosa del mundo, con una estimación de cerca de 420.000 millones de dólares. Nadie supo ver su potencial, tampoco Yahoo.

La cosa no se quedó ahí. A Yahoo le importaba poco tener un buscador de cuestionable calidad, ya que los ingresos por publicidad online seguían llenándole los bolsillos. Pero hubo un momento en que sonaron las alarmas: el 13 de abril de 2007, Google compró DoubleClick, la startup de gestión de publicidad que hizo que su buscador (que ya era mucho mejor que Yahoo) le robara también el pastel de la publicidad online.


A día de hoy, Google ejerce un dominio casi tiránico en el terreno de la publicidad digital. Yahoo, por su parte, es prácticamente irrelevante en este sentido. Casi sin darse cuenta, Yahoo se fue estrellando en dos de los terrenos que más dinero le habían dado: las búsquedas y la publicidad online.

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